jueves, 12 de abril de 2012

PRIMER CURRO Y PRIMER CARRO EN MI TIERRA

Como ya dije, había conocido al director de Price Waterhouse durante el viaje en el "Irpinia", por lo que decidí hacerle una visita para ver si tenía algo interesante para mi. Me envió a Gallina Blanca-Purina, una empresa que acababa de formarse para la fabricación de piensos compuestos. Me recibió un catalán, director de personal, que no se impresionó con mi curriculum y me largó un problema de contabilidad que pude resolver, a pesar de los extraños nombres que ponían a las cuentas. No contento con éso, me envió a una compañia de selección de personal, donde me sometieron a unas denominadas "pruebas psicotécnicas", que me parecieron bastante chocantes, pero a las que tendría que acostumbrarme en el futuro.
La segunda persona que me entrevistó fue Mr. John Wolfe, un norteamericano de Missouri,  gerente de la empresa, que pareció entusiasmado por haber contestado sus preguntas en inglés y por mis conocimientos de la contabilidad anglosajona. Todavía no le entendían cuando pedía un "voucher".

Parece que el resultado de las pruebas y, sospecho, mi condición de barcelonés, contribuyeron a que me ofrecieran un empleo, ingresando en la empresa el 4 de mayo de 1964, a mis 38 primaveras. Me pagarían 180.000 pesetas al año que, según mi tío, cajero de Banesto, era un sueldazo.

La oficina estaba al final de la Diagonal, zona abundante en tascas y donde se podian comer deliciosos platos catalanes. Mi entusiasmo por las habas, el bacalao, las almejas a la marinera y otras tentaciones por el estilo, pronto repercutieron en mi peso, ganando 6  kilos sin darme cuenta, excepto por cierta dificultad en abrocharme el pantalón.

Los dos compañeros con los que empecé a trabajar, Ramón Forcada y Jaume Sellarés, también acababan de ser contratados para organizar la parte contable de la nueva empresa.

Gallina Blanca-Purina había terminado su primera fábrica de piensos en Els Monjos, cerca de Vilafranca del Penedés, mientras iniciaba la construcción de otra similar en Torrejón de Ardoz.

Els Monjos

A los pocos días de iniciar mi trabajo, Mr. Wolfe nos llamó a Forcada, Sellarés y a mí, soltando tranquilamente lo siguiente:

"Señores, ya he tomado la decisión de quién será el jefe contable de la empresa. Será el Sr. Bwana."

Por un lado me sentí halagado por el nombramiento pero, por otro, me pareció un poco brusca la manera de comunicarlo puesto que los otros dos también aspiraban al cargo. 

La reacción de estos chicos ha sido una de las mejores experiencias que he tenido con la raza humana.  Su colaboración fue sensacional y jamás noté el menor signo de antipatía. Todo lo contrario, siempre fueron excelentes compañeros y llegamos a ser  buenos amigos. Enseguida formamos un equipo y empezamos a aplicar los cambios que iba estableciendo en sistemas y procedimientos.

Mi acento venezolano y las expresiones típicas de mi país de adopción, que traía fresquitas, causaban sensación e hilaridad entre los locales. Me pareció inaceptable que no existieran "vouchers" (justificantes) para hacer los asientos de caja y diario, por lo que procedimos a su diseño e implantación inmediata. No resultaban menos extrañas para mi las palabras que escuchaba de mis compañeros, como "dossier", "albarán", "borderaux", "caja B", "Regularización", etc. No las había oído nunca. También me extrañó el sistema de archivo de documentos que usaban, metiéndo los papeles, sueltos, en unas carpetas cerradas con bandas de goma o lazos. Los "fasteners" eran desconocidos. Hacer agujeros en los papeles y archivarlos ordenadamente no era costumbre de la época.

Mientras yo me entretenía en la oficina, Maite se enfrentaba a toda clase de dificultades para realizar las cosas más rutinarias, con el añadido de no entender nada en catalán. En el mercado de Sant Antoni,  le robaron la cartera, cosa que nunca le había sucedido en Venezuela.

El mercado de Sant Antoni

Acostumbrados a Venezuela donde tener carro es tan importante como tener vivienda y ansiosos por conocer Barcelona y sus alrededores, resolvimos adquirir un coche. Nos habían recomendado el Seat 1500, por lo que me dirigí a la sede principal de la firma y pedí me mostraran algunos ejemplares de tan soberbio coche, para probarlo.

El funcionario que me atiende me mira con extrañeza y me entrega un formulario:

"Llene Vd. esta solicitud para su envío a Madrid", dice
"¿Es que no tienen Vds. coches aquí?", le contesto.
"No señor, ni aquí ni en Madrid. Tendrá que esperar seis meses hasta que le entreguen el vehículo. Pase Vd. por caja y luego devuélvame el impreso debidamente sellado", contesta.

Indignado por esa falta de espíritu comercial, salgo de la oficina no sin antes romper el formulario en las narices del pseudo vendedor. 

Caminando en dirección a casa, observo una agencia de automóviles de importación en la que se exhiben varios coches de la marca Opel. Tras una rápida negociación y la entrega de un cheque de $1.700, salgo con un bonito Opel Rekord con placa de turismo TT. B.00009.

De paseo por los aledaños de Barcelona


8 comentarios:

  1. Venía con "espíritu gringo emprendedor" a una España que apenas acababa de salir de la vida rural, por muy Barcelonas y Madrides que hubiera.
    Forzosamente tenía que tener éxito porque, como bien explica, la mayoría de las oficinas administrativas trabajaban con mentalidad del XIX.

    Me hace gracia lo de que tuvo que implantar el pasar primero al Libro de Caja los albaranes o justificantes.

    Lo de los coches de la Seat era así : no se veían en los concesionarios y había que pedirlos a ciegas, pagarlos y tener un enchufe para que llegara antes de un año.

    El Opel Rekord era un excelente y muy bonito coche, vehículo vedado a la mayoría de los españolitos por su precio y por los sueldos que se ganaban.

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    1. Los de Seat deben añorar aquellos tiempos. Desde hace una buena temporada tienen que aplicar las técnicas de mercadeo que antes se pasaban por el forro.
      Si era bueno el Opel Rekord que lo tuve diez años, sin ningún problema y se lo vendí a un amigo que lo disfrutó otros diez años. Al final de su vida, mantenía la pintura original en buen estado.

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  2. Me alegra comprobar, cómo, con los años, los nacionalistas han mejorado las técnicas para robar el dinero a los no catalanes, lamentablemente Maite fue víctima de los comienzos recaudatorios de los pujolitos.

    Me imagino el impacto al volver al "medievo", pero alégrese, con su aportación colaboró en la modernización destepaís.

    Hace mucho que no paso por Torrejón, pero recuerdo esa fábrica en "tol medio" de la ciudad, no sabría decirle si sigue pero lo más probable es que haya pasado como en Complutvm y haya desaparecido, que casi nos quedamos sin industria.

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    1. Según tengo entendido, ya no existe la empresa GB-Purina. Por lo visto el caso de las "vacas locas" los dejó con el trasero al aire.
      La posguerra y el mandato de Paco dejaron a estepaís sumido en las tinieblas. A partir del 60 parece que las compañías multinacionales empezaron a fijarse en las posibilidades que habían aquí y mejoró la cosa.
      Me asombraban los ministros de la época, en especial el Ministro Secretario General del Movimiento y de las JJOONNSS. ¡Qué personajes!

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  3. ¡Uyuyuy! me tengo que poner al día, le dejo estudiando en Inglaterra y cuando vuelvo me lo encuentro ya establecido en Barcelona y con Oppel y todo. Eso de las fabricas de piensos lo que da es un mal olor del demonio y en cuanto a la contabilidad en muchos sitios siguen con el mismo procedimiento. Por ejemplo yo estuve en un tour-operador y cuando entre el archivo era una habitación donde ya no se podía entrar, la gente empujaba con fuerza y arrojaba los papeles dentro, jajaja. Los coches con plazos de entrega increíbles lo he conocido personalmente, por ejemplo nosotros en Land-Rover Santana podíamos tardar más de tres o cuatro meses en entregarlos y se vendían bien por catalogo o por otros modelos similares que estaban en talleres en revisión y reparación y eso fue a finales de los 70.
    Saluditos.

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    1. Si se descuida un poco me encuentra en Madrid.
      Esa forma de guardar los papeles era impresionante, por lo desordenada. Acostumbrado a archivar en carpetas, con agujeritos en los papeles y sujetos con ganchos fastener, resultaba chocante semejante desorden.
      A las firmas y agencias de venta de vehículos se les terminó la época de las vacas gordas. Ahora andan como locos para lograr un cliente, aunque sea para comprar un coche usado.
      Saludos

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  4. Vaya haiga D. Bwana!. Usted no se amilanó con los concesionarios de la época.

    Debian ir ustedes como principes o reyes , aunque estas palabras estan bastante devaluadas ultimamente. Vaya, que debian ir ustedes de cine en semejante cochazo.
    Besos grandes.

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    1. El coche tenía una pega, para los conductores llegados de Venezuela: no llevaba cambio automático. Me costó trabajo acomodarme al cambio sincrónico.
      Como bien dice, la realeza anda bastante fastidada en la actualidad; cuando no les sale un yerno regulín, se parten los huesos de la cadera.
      Besos

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