viernes, 27 de abril de 2012

ASCENSO

En noviembre de 1970 se produce mi ascenso a Controller. Es una posición cualificada en el grupo 1, posiblemente el último escalón al que puede aspirar un empleado local. Bill Murphy se va a Londres y voy a ocupar su cargo. Supervisaré a los jefes de contabilidad de las compañías ESSO en España y Portugal y tendré dos superiores directos en Madrid: Roy Nystrom, gerente de Essochem (productos químicos) y    George Wynn, gerente de Esso Iberia (productos petroleros). Como es habitual, también soportaré a otros jefes funcionales, uno en Londres respecto a petróleo y otro en Bruselas para productos químicos.

Cuando le cuento la noticia a Maite, que ya ha vuelto a Madrid, a nuestro piso del Parque de las Avenidas e inscrito a las niñas otra vez en el colegio Santa María,  decidimos salir de fiesta, a celebrarlo por todo lo alto.


Para decirle adiós a Bill Murphy, le obsequiamos unas figuras de don Quijote y Sancho Panza:


Desenvolviendo el regalo

Unos días antes de su marcha, Murphy debe asistir a  una reunión de controllers en Hamburgo, a la que me invita para hacer mi presentación,  a la vez que se despide de los colegas europeos.

El viaje a Hamburgo lo prepara Murphy con la prisa que lo caracteriza. Volamos a Frankfurt para conectar con el vuelo a Hamburgo, pero el vuelo desde Barajas llega con retraso y hay que correr de lo lindo por los interminables pasillos del aeropuerto para pillar la conexión. Si llegan a cronometrar la carrera, estoy seguro de que igualamos el record de los 1.500 metros.
La precisión de los alemanes para no desviarse ni un segundo del plan establecido en las reuniones era notable. Al terminar el primer día, Murphy comentó con el controller inglés que si no había plan para la noche, conversación que captó uno de los alemanes y que, inmediatamente, produjo la invitación a los diez asistentes a una improvisada "pachanga". Nos llevaron a un club nocturno, acomodándonos en una especie de "mezzanines" desde donde se veía perfectamente el espectáculo, un poco guarro si se me permite la expresión. El inglés aprovechó el momento en que una bonita camarera nos servía las copas para pellizcarle las piernas. Supongo que esperaba que la chica no se hubiera percatado del autor de la caricia, pero poco después regresó y se sentó en las piernas del atrevido, que se hacía el inocente, el muy hipócrita.

Terminada la conferencia, dimos una vuelta por la ciudad de Hamburgo que, por cierto, me pareció  preciosa, por su enorme extensión, sus estupendos parques y el orden y limpieza imperantes. Una ciudad digna de conocerse.


Mi nueva posición obligaba a frecuentes viajes dentro y fuera de España. En Castellón de la Plana  estaba Productos Químicos Esso, productora de caprolactama, un material derivado del petróleo que se utiliza para fabricar fibras . Ese producto se enviaba a Fibras Esso, en Zaragoza, para conversión en hilo. En Barcelona estaba la oficina comercial de Fibras Esso donde, por cierto, trabajaba Luis Valls, encargado de la supervisión de las modelos que probaban la ropa interior elaborada con la fibra producida  en Zaragoza. Era la envidia de mucho personal de la empresa por su agradable tarea.

En Castellón teníamos una refinería, Esso Petróleos, a la que había que visitar periódicamente. También tenía bajo mi supervisión al jefe de contabilidad y finanzas de Amoniaco Español, en Málaga, mi anterior cargo. Finalmente, estaba Esso Portuguesa, en Lisboa, a donde acudía mensualmente, disfrutando de las atenciones de Fausto Fernández, el jefe de contabilidad y una persona educadísima, como la mayoría de los portugueses que he conocido.

En la siguiente foto estamos esperando con atención que nos sirvan los fantásticos "lagostinos" (cigalas) típicos del lugar. Lo que nunca me convenció fue el afamado bacalao que tanto comen por allí. Como el de Barcelona, ninguno.

Con los directores de Esso Portuguesa. Fausto es el primero a la izq.

Tampoco faltaban las reuniones  con peces gordos, como ésta con banqueros y empresarios de seguros a la que asistí en el edificio de La Unión y El Fénix:


Mi nuevo trabajo tenía un 30% de relaciones públicas, por lo menos. Comidas con los auditores externos de Price Waterhouse, directores de sucursales bancarias y cenas en las mansardas de La Moraleja  del director de Esso Chemical, Roy Nystrom y de George Wyinn, director de Esso Iberia. Añadamos a estas actividades las reuniones trimestrales de controllers de Esso Chemicals en Bruselas y las semestrales en Esso Petroleum en Londres. Estas últimas muy  representativas del espíritu británico, nos hospedaban en hoteles de tres estrellas, mientras en cualquier otro lugar lo hacían en alojamientos de 4 ó 5 .
En una ocasión el hotel londinense era tan malo que varios nos cambiamos a otro lugar más decente.

Entre tanto, el amigo Smith no se andaba con tonterías y había alquilado un chalet en Puerta de Hierro. Durante una cena a la que nos invitó a su casa, me anunció que lo transferían al Líbano, país que todavía se consideraba "la Suiza del Cercano Oriente" (cuando empezaron los disturbios ya habían vuelto a cambiar a Smith a los USA, afortunadamente para él)).

Roberto Smith tenía un Mercedes Benz del año 66, con trasmisión automática,  que había prometido venderme si se iba de España. Cumplió su promesa, mientras yo vendía mi Opel Rekord al amigo Erasmo López. Una clase de transacciones a las que estaba acostumbrado en Venezuela.

Mi nuevo "haiga" comprado por 1.500 dólares

No sabía en qué lío me había metido al poseer un coche de esa categoría. No es que fuera ningún "veneno", pues en el taller al que lo llevé al día siguiente de comprado, me dijeron que estaba perfecto. Pero había que hacerle las revisiones periódicas habituales necesarias para cualquier vehículo y los concesionarios pasaban unas facturas que triplicaban el coste del mismo servicio cuando tenía el Opel. Ya contaré otras incidencias con el cochecito de las narices.

10 comentarios:

  1. Bwana,parece usted el correcaminos.
    En cuanto al Mercedes en aquella epoca, el coste del mantenimiento era proporcionalmente superior al de hoy en dia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Habían varios concesionarios, a cada cual más caro. Lo peor fue cuando se me ocurrió llevarlo al que está yendo al aeropuerto; además de caros, chapuceros.

      Eliminar
  2. Me sorprende ese pedazo de regalo de despedida que le dieron al Sr. Murphy, al menos no le dieron una paliza.

    Veo que tanto trabajo no les permitía practicar eso que en la publicidad de la época Galerias Preciados llamaba "practicar la elegancia social del regalo".

    Entiendo lo del Mercedes, yo me pillaría una X6, pero no me gustaría tener que vender un riñón en el mercado negro para cambiarle las ruedas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues aunque Vd. no lo crea, el hombre estaba emocionado por el regalo. Y los asistentes, igual, felices por su marcha (sobre todo un servidor).
      Hombre, ¿qué regalo más elegante que unas figuras de Lladró?
      Deje Vd. el X6 pendiente de un premio de la primitiva, como hago yo.

      Eliminar
  3. Con este curriculum, más lo que nos falta por conocer, es Usted DON BWANA, un ministrable de primera categoría. Y aquí la pamema de ser un simple colegui de blogs cuando debiera de tener todo internete a su disposición con negros llenando los espacios.

    Me enorgullece ser compa de tan brillante bloguero.

    Ese Mercedes era aún de los exquisitos. Luego modificaron las forma externas y la fastidiaron. Y el precio me parece tirado. Claro que en esa gama, y más los concesionarios de Mercedes y BMV, el mantenimiento es desorbitado. Según para quién, claro.

    Mis felicitaciones por sus ascensos en la lucha por la vida.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sobrevalora Vd. mis méritos cuando me califica de ministrable. El único ministerio que sería capaz de dirigir, mejor que el actual o los anteriores, es el de Interior. Se iban a terminar las algaradas inmediatamente, incluídas las pintadas y similares. Lo malo es que don mariano no lo iba a permitir, me temo.
      Tan exquisito era el Mercedes que lo tuve que cambiar por un modesto Ford Fiesta, para no ofender a mis superiores que tenían coches de menor cachet y para evitar que los "chorizos" pensaran que el dueño era un potentado.
      Muchas gracis por los elogios que me otorga. (Merecidos, como diría isra)
      Un abrazo

      Eliminar
  4. Pues eso, qué curriculum (lo de otros sólo "currínculo")

    Por cierto, yo iba muchísimo al Parque de las Avenidas a ver a nuestro querido Dr Pinedo, el médico de cabecera que vivía en Avda de Bruselas 74 y nos devolvía a menudo las visitas a nuestra residencia en la Alameda de Osuna (qué tiempos aquellos que venía el matasanos a casa jeje)

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ésos eran médicos de cabecera y no los expendedores de recetas de los llamados Centros de Salud. Al Dr. Pinedo no lo conocí; el nuestro era el Dr. Restoy que creo también vivía en la avenida de Bruselas.
      ¡Qué tiempos aquellos!
      Un abrazo

      Eliminar
  5. El Bwana es un auténtico self-made man.
    Quedo a la espera de las incidencias con el nuevo haiga.
    Buen fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Era una delicia coducir ese Mercedes, con transmisión automática y todo. Y con tapicería de cuero. Lástima que los mecánicos de la MB fueran unos maulas.
      Saludos y no olvide el paraguas.

      Eliminar