miércoles, 18 de abril de 2012

MADRILEANDO (Episodio 2)

Entre los paisanos que habían regresado de Venezuela y que me encontré en Madrid, estaban Alberto Berdión y José Félix Casado, el primero ingeniero y, el segundo, abogado.  Ambos habían sido compañeros en Shell y resolvimos formar una sociedad anónima para meternos en algún negocio relacionado con el petróleo. Posteriormente se nos unió Alfonso Míguez, que había sido jefe comercial de las instalaciones de gas propano de la Shell en Caracas. Allí no existía red de distribución de gas doméstico, por lo que se instalaba un depósito en cada edificio desde el que se servía gas a los inquilinos. El depósito lo llenaban, cuando se requería, camiones cisterna de Shell. Un sistema mucho más cómodo y menos peligroso para el usuario que andar manejando botellas de butano

Nos pareció un negocio interesante para España, tomando en cuenta la cantidad de edificaciones que se estaban construyendo en lugares turísticos, donde no existía red de distribución de gas. Después de mucha investigación, entrevistas y contactos, resumiré diciendo que nos tropezamos con el monopolio CAMPSA y que fracasamos en el intento. Era un terreno vedado para emprendedores. Sospechamos que el monopolio no quería perder su negocito con las  botellas de butano.

Las intocables

En vista del nulo éxito de nuestra primera idea para hacernos ricos, compramos un terreno entre Pinto y Valdemoro, construímos una nave industrial y la vendimos a Milupa. Con los fondos obtenidos compramos unos terrenos en Pozuelo de Alarcón, gracias a la vista del amigo Míguez que predecía un gran desarrollo en la zona. En esta ocasión, tuvimos que vender antes de lo que pretendíamos por presiones de una gran constructora que lo quería todo para élla.  

La siguiente operación fue la compra de la estación de servicio de Navacerrada, resueltos a insistir en el negocio del petróleo que tan bien conocíamos. Esta vez nos encontramos con un problema climático que no habíamos previsto: si no nevaba o nevaba poco, no había afluencia de esquiadores y fallaban las ventas. Peor todavía, el monopolio de CAMPSA facturaba el combustible al contado, según medición tomada en sus depósitos de Madrid. Cuando el camión llegaba a Navacerrada, el volumen había mermado, pero teníamos que pagar lo facturado en Madrid. Para terminar, cuando subían el precio de venta, venían a medir nuestros tanques para facturarnos la diferencia, de manera que no pudiéramos beneficiarnos del aumento. El asunto requería un incremento del capital de trabajo que acordamos en dos ocasiones, pero, a la tercera, resolvimos liquidar la sociedad. Conseguimos que una cadena de estaciones de servicio nos comprara y que, al final, recuperáramos el capital invertido inicialmente.

Ante semejante éxito, celebramos una cena en Zalacaín, contentos por no haber perdido una peseta de las invertidas y por los buenos momentos que pasamos reunidos en la cafetería del hotel Cuzco, mientras elaborábamos nuestros ambiciosos planes.

Otros buenos amigos habían ido apareciendo por Madrid, como Erasmo y Tina López, y Manolo y Mary Maristany. Junto con los vecinos Demetrio y Maricarmen Peña, solíamos ir a cenar o de tapeo por las abundantes tascas cercanas a la Puerta del Sol. Manolo siempre nos amenizabaa las reuniones con su excelente sentido del humor. Erasmo había conseguido que lo transfirieran de Caracas a Madrid, al cargo de jefe del departamento de contabilidad. Su cambio fue muy oportuno, pues estaban empezando varias prospecciones petroleras, la más importante en el Mediterráneo, cerca de San Carlos de la Rápita (Tarragona).

Fue una época de mucho entretenimiento, disfrutando de la capital. Dada mi creciente afición a lo que yo creía era flamenco, siempre llevábamos a nuestros amigos al tablao Las Brujas, muy famoso por aquel entonces y de donde salieron grandes figuras del baile , como Merche Esmeralda, "la contrahecha" y otras guapas bailaoras.            :
 
Visita de "el Jefe", el padre de Maite


Con Mariángeles, hermana de Maite

Con los amigos de Cardón Manolo y Mary Maristany,  y Luis y Miren Maldonado. Seis de las ocho "brujas" de Punta Cardón, naturalmente en "Las Brujas."
 
Con Erasmo y Tina López


10 comentarios:

  1. A eso se llama INTENTARLO, igualaito que el espíritu emprendedor que nos rodea.

    De todos los negocios relatados el que a posteriori (lógicamente aquí ejerzo de economista pues son los mejores para predecir los ciclos 5 años después) habría resultado más lucrativo era el de Pozuelo.

    Desconozco si era la única oferta de ocio pero se me ocurren "cienes" de cosas mejores que hacer que ver esos tablaos, salvo que con unas copas de más volasen las guitarras y alguna mano de hostias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al vender los terrenos de Pozuelo ya presentíamos lo que íbamos a perdernos, pero entre el ayuntamiento y la empresa constructora nos hicieron la vida imposible.
      Pues entre la música y las guapas bailaoras se pasaba un buen rato. Ya he notado su poco aprecio por el folclore andalúz, lo lamento.

      Eliminar
  2. Deduzco por las fotos que les pondrían una alfombra roja cuando llegaban al tablao. Jopé, qué afición.
    Muy guapos, por cierto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De alfombra roja, nada de nada. Un descuento sí que conseguí del fotógrafo.
      Gracias por su buen gusto.

      Eliminar
  3. Entre Pinto y Valdemoro hay o había un una fabrica de piensos para mascotas, no recuerdo si de Purina aunque me suena lo de los cuadros rojos y blancos. Lo que si recuerdo son las cabezas de atún y el mal olor de la fabrica a la que rodeamos de un cinturón 15 o 20.000 plantones de pinos.
    Que elegantes en esos saraos.
    Saluditos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me extraña lo de las cabezas de pescado. No debía tratarse de Purina que proclamaba no usar más que una pequeña porción de harina de pescado importada del Perú. Seguramente se trataba de la competencia.
      El coche ya iba solo hasta Las Brujas, sin necesidad de conductor.
      Saludos

      Eliminar
  4. Hola Bwana, yo estoy de acuerdo con usted, donde este un tablao!
    Yo soy muy fan del Corral de la Moreria, incluso ahora que se ha jubilado la gran Blanca del Rey.
    Los tablaos son como quitapenas, te pones a dar palamas, escuchar la musica y ver a las bailaoras con ese arte que tienen, y se te olvidan todos los males.
    Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Conozco, por supuesto, el Corral de la Morería, pero me gustaba más Las Brujas. Por cierto, la comida bastante regulín. Había otro tablao, cuyo nombre no recuerdo, por la calle Montalbán que era estupendo.
      Celebro que aprecie esos sitios.
      Abrazos

      Eliminar