martes, 3 de abril de 2012

EL ANTILLES Y LAS MERCEDES


Éste es el Antilles, el famoso barco en que vamos a disfrutar del mar y la comida francesa durante la semana que dura el trayecto Southampton/La Guaira. Excepto mi mujer que, en cuanto ha subido al barco,  se ha sentido mareada y eso que aún no había zarpado. Ha pasado una semana bastante fastidiada la pobre, lamentablemente, porque la vida a bordo era maravillosa.

Empezando por el desayuno, con unos croisanes de fábula, el consomé de las once y unas comidas magníficas (al menos así me lo parecieron tras dos meses de dieta británica). Las fiestas nocturnas eran espectaculares , gracias a una animadora que se dedicaba a emparejar hombres y mujeres que le parecieran aburridos.

-"¡El señor de la chaqueta verde, que saque a bailar a la señora de la mesa 23!.".

También suministraban unas bolitas de papel para que se lanzaran entre los asistentes y romper el hielo. En verdad eran artistas en animar a la gente.

Mis hijas pasaban el rato en una guardería donde se entretenían de lo lindo. A la hora de comer lo hacían en el comedor infantil, acompañadas por mi o por Maite, cuando podía. Un detalle, los camareros que atendían a los niños en el comedor infantil, eran los mismos del comedor principal que estaban sufriendo un castigo por haber cometido algún fallo. Y es que el trabajito era monumental, con la mayoría de los niños rechazando lo que les servían, pidiendo otra cosa y así sucesivamente.

Mis hijas (jerseys a rayas) con la chiquillada de 1ª

Al llegar a La Guaira nos esperaban los padres de Maite que nos llevaron a su casa. Pasamos unos días allí mientras me ocupaba de buscar piso. Enseguida conseguí un duplex en Las Mercedes, una zona muy bonita de Caracas, al lado de un gran centro comercial y muy cerca del edificio Shell.

Vista de Las Mercedes. Al fondo el hotel Tamanaco

También compré un coche que estaba vendiendo un inglés de la oficina, por mil bolívares. A estas alturas mi sueldo era de 3.000 bolívares al mes, por lo que el precio era una bagatela. Era indispensable tener "carro"en una ciudad sin un servicio decente de transporte público como era Caracas

Era un Humber como éste, con estribo y todo

Los compañeros de trabajo lo llamaban "el coche de los bandidos" y tuve que aguantar algunas bromitas, por ejemplo,  cuando simulaban hacerme disparos con la mano.

En la oficina continuaban las cosas más o menos igual. A pesar de mis dos meses de ausencia no me habían "quitado la silla", por lo que me reintegré a mi puesto en la jefatura de la sección A-1. Una cosa sí había cambiado: hablaba en inglés con los "musius" con soltura pues había perdido el miedo a hacer el ridículo con mi pronuncación latina.

Mucho contribuyó el consejo de  Mr. Harris en Londres:
-"Si fumas en pipa mejorarás tu pronunciación drásticamente". (*)

Oído y hecho, me compré una Peterson, una lata de "Capstan navy cut" y me inicié en el mundo de los piperos:


Durante una temporada altenaba la pipa con unos puritos holandeses. Cuando empezó la campaña contra los fumadores, abandoné los puritos pero no la pipa. Debo haber quemado media tonelada de picadura Capstan hasta los momentos, a pesar de la represión gubernamental y de la escandalosa espiral de precios.

Mis padres han vuelto a España y, según me cuentan, están muy contentos por el recibimiento que han tenido. Las autoridades médicas de Barcelona  han nombrado a mi padre titular de la medicatura de Sallent, a orillas del Llobregat, en la provincia de Barcelona, a donde se han trasladado. Las otras autoridades han olvidado su paso por el ejército perdedor

En casa siguen las niñas de vacaciones (estamos a finales de agosto) y ya nos hemos habituado al nuevo piso. El centro comercial es muy atractivo para ir de compras y pasar el rato. Ahora que cuento con tiempo suficiente, terminada la larga temporada de estudios y trabajos extra, disfruto todo lo que puedo con mi familia. Bajamos a Puerto Azul todos los fines de semana. Allí nos encontramos con los tíos y los primos de las niñas.



Maite, la mayor, con sus primos Santiago y Carlos

Maite con Ana

Elvira, la segunda, en Puerto Azul

Pero una vida tan plácida no se ha hecho para nosotros. A los dos meses de mi reincorporación a la oficina, me llama el jefe, Mr. van Dongen, y me notifica que van a trasladarme a la refinería de Cardón. Según me dice "...es un paso importante para su desarrollo en la empresa". Yo me lo creo y salgo entusiasmado de su oficina.

De repente empiezo a preocuparme de cómo voy a "venderle" este nuevo cambio a Maite. Hasta ahora nos hemos mudado varias veces dentro de la ciudad de Caracas, pero en esta ocasión se trata de largarse muy lejos, a más de 500 kilómetros y a una zona desconocida para nosotros.  Tendré que utilizar todos mis recursos para suavizar la noticia.

Como creo haber mencionado, debido a que le va la marcha de los cambios tanto como a mi, Maite está dispuesta a acompañarme, como hará fielmente doquiera que yo dirija mis inquietos pasos. Ha sido algo más difícil en esta ocasión porque estará muy alejada de su familia, pero la he convencido.

Ya veremos cómo nos aclimatamos a Punta Cardón.



(*) El efecto se consigue hablando con la pipa entre los dientes. No falla.

10 comentarios:

  1. tenían razón tus compañeros, el coche es clavado a los de los gansters.
    Por cierto Bwana, que poco tiempo te permitían estar en un lugar fijo.
    Ardo en deseos en conocer Punta Cardón.

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    1. Punta Cardón era un desierto convertido por las compañías petroleras en un lugar agradable para vivir.

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  2. Creo que a partir de ahora habría que cambiar la expresión "se mueve más que el baúl de la Piquer" y sustituirlo por el del Bwana.

    Observo que la pirata de la entrada anterior ha mutado a Mowgli (con tripa)

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    1. Con un poco de paciencia comprobará que el futuro nos preparaba muchas más mudanzas, no sólo de vivienda sino de trabajo.
      La Mowgli no necesitaba esconder la barriguita, por lo que presumía de élla.

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  3. En aquellos años era un lujo viajar en un trasatlántico y en clase de primera. Imagino que disfrutaría.

    De acuerdo con mis aficiones, me encanta ese coche. La forma es preciosa. Y sí es como los que se ven en las pelis de gangsters de Chicago.

    Uséase que nuevamente con el Baul de Mr. Bwana en marcha a Punta Cardón.

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    1. Disfruté mucho viajando en barco y lo hice en varias ocasiones, en cuanto tenía oportunidad. Actualmente me parece demasiado masificado y, encima, peligroso.
      No pensará que voy a estar mucho tiempo en Punta Cardón, ¿verdad?

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  4. Esos morritos de Maite y la pequeña Ana, los llamabamos hacer "viejitas", asi que podiaños pasar las horas y los dias haciendo "viejitas". Genial estas fotos Don Bwana.

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  5. Bwana

    Que hizo decidir a su padre, despues de tanto tiempo fuera, de volver a Espanha? No tuvo ningun tema con su pasado republicano?

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    1. Buena pregunta; parece que habían decretado una especie de amnistía para los republicanos que no tenían delitos de sangre. Mi padre se aventuró, no sin cierto mosqueo, pero no tuvo ningún tipo de problema al respecto. Pese a vivir 22 años en Venezuela y hacer muchos amigos allí, siempre añoraba su querida España, en especial Cataluña (a pesar de ser valenciano).

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