martes, 13 de marzo de 2012

LA VIDA SIGUE

Al lado de nuestra quinta, en Horizonte, vive el matrimonio Pinzón, con los que hemos entablado una gran amistad. Ella está esperando su primer hijo que nacerá en diciembre de 1956. Como Maite también se encuentra otra vez en estado interesante, se han hecho muy amigas. El marido tiene un buen cargo en la Creole y me ha preguntado "¿por qué no dejas a esos anticuados ingleses y te vienes con nosotros? Le doy las gracias pero le contesto que estoy a gusto en Shell (todavía no me habían quitado el water)

Un domingo nos vienen a visitar mi cuñada Mariángeles y su marido Luis con su hija María Luisa, que es de la misma edad que la nuestra.
Desde casa hemos observado Luis y yo que Pinzón está partiendo una montaña de cocos y nos acercamos a ver qué se propone.
-"Estoy sacándoles el agua para invitaros a whisky con agua de coco". Ninguno de los dos habíamos probado esa mezcla y resulta que es deliciosa, la mejor manera de combinar el agua escocesa.

El coco, cuando está verde, tiene mucha agua

-"Espero que, en compensación, hagas honor a tu origen valenciano y nos prepares una paella", le dice Pinzón a Luis.

Ni corto ni perezoso, Luis invade la cocina, empieza a sacar cosas de la nevera y Pinzón y yo hacemos de pinches, sin dejar de saborear el whisky con agua de coco.
Desde luego, estos valencianos son artistas en lo de la paella, le ha quedado estupenda. Y no lo decimos los que llevábamos ya varios whiskies entre pecho y espalda, sino que lo ratifican su mujer, la mía y las niñas, que se han incorporado al banquete.
Por la tarde han venido otros amigos de Pinzón y hemos echado una partida de poker. A la media hora, he comenzado a escuchar una extraña voz en mi oído izquierdo, que parecía venir de ultratumba. Giro la cabeza y no veo a nadie detrás de mi. Cesan las voces, pero se repiten al poco rato. Empiezo a pensar que la combinación whisky-coco tiene efectos alucinógenos, pero Pinzón y sus amigos sueltan la carcajada. Resulta que uno de éllos es ventrílocuo y ha estado entreteniéndose a mi costa.

Estamos en plena Navidad del año 1956 y nos hemos llevado un gran disgusto. La Sra. Pinzón ha muerto durante el parto. El desconsolado marido me ha contado el fatal desenlace que sospecha, ha sido una negligencia médica. El caso me recuerda al que presencié, en el Hospital Quirúrgico de Maracaibo, cuando una señora, a la que le habían dado el alta, falleció cuando iba a entrar en el coche de su marido. Afortunadamente, mis padres están pasando unos días con nosotros y controlarán a  Maite mientras estoy ausente de casa.

El 8 de enero de 1957 nace mi segunda hija, sin incidencia de ningún tipo, tras unos días de enorme preocupación por mi parte. Durante una larga temporada no disfrutaré de Mimo, como la hemos apodado, porque cuando salgo a las siete y cuarto de la mañana, aún está durmiendo y cuando vuelvo por la noche, a las 11 y media, también. Aún no me explico cómo se las arreglaba Maite con dos niñas, para comprar la comida, prepararla y ocuparse del resto del hogar.

Los días de fiesta tenemos la visita de familiares que, segun dicen, vienen de excursión a vernos a este apartado lugar, como puede observarse en esta foto familiar, en la que aparecen mi madre, mis suegros, mis hermanas, sus maridos, la prole, Maite y yo, en el jardín. Mi padre está detrás de la cámara.

Los estudios en la Universidad siguen su marcha y ya estoy en 2º año. Estamos puliendo lo que sabíamos de la ciencia contable y de la legislación fiscal a base de práctica y aprendiendo algunas cosas nuevas que esperamos nos sirvan en el futuro.

En la Shell ya se han apaciguado las inquietudes iniciales y  parece que llevemos años en el mismo edificio. Además de trabajar a fondo y cobrar debidamente, se suceden las celebraciones por motivos diversos, como en el caso de la despedida del Sr. Flores, un veterano jefe de sección que se jubila. La siguiente foto es un ejemplo de lo bien que nos llevábamos entre compañeros:

El fotógrafo, arrepentido por el fallo en la boda, me sacó en primer plano

10 comentarios:

  1. Ya se ha asentado en la vida del cuarentón (aproximadamente) y se halla disfrutando de la existencia del burgués típico, con familia numerosa en parientes, en amigos y en buen ambiente laboral.

    Que dure. Ojalá no se le tuerza nada.

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    1. Los acontecimientos me obligarán a efectuar nuevos cambios, unas veces forzado por las circunstancias, otras por el simple placer de variar. Pero sigo siendo un hombre felíz.

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    2. segun mis cuentas el bwana tiene ahi 31 febreros ; )

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  2. Bwana,veo que esta pasando un momento dulce.
    En cuanto a no poder ver a su segundo hijo sino es durmiendo, es fruto en parte por su pluriempleo.
    Qudo expectante a la espera de su proxima entrega.

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  3. D. Bwana, voy retrasado con sus memorias, pero me están gustando mucho. Le paso una dirección de Venezuela para que vea lo mucho que ha cambiado (a peor).

    http://www.noticierodigital.com/2012/03/pequenas-historias-chavistas/

    Un abrazo.

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    1. Muy interesante el enlace.Estoy al tanto de la actualidad de ese país porque tengo, todavía, algunos familiares allí. Una pena que Venezuela haya tenido tan mala suerte con sus gobernantes.
      Un abrazo.

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  4. No sé si la ha visto, pero el post de hoy y la última foto me ha recordado a la peli "Qué suerte... llegaron los parientes".
    Monísimas las criaturas, especialmente la más chiquitina :)

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    1. No, no he visto la película, pero me imagino de qué va.
      La criaturita que destaca era, verdaderamente, una preciosidad. Casualmente se trata de mi segunda hija.

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