viernes, 2 de marzo de 2012

LA HABANA (2ª PARTE Y FINAL)

A la una de la tarde, me recoge Volta en el hotel y me lleva al Centro Vasco, donde dice que se come de maravilla. Efectivamente, pido unas cocochas de merluza al pil pil y el camarero sitúa una mesita al lado donde coloca una olla llena de cocochas. Me sirve una buena ración y deja la olla para que repita si quiero. Me sirvo un par de raciones más, acompañando el festín con una botella de Rioja y termino con un helado de guanábana, exquisito. 

Estoy disfrutando de otro helado en la cafetería del hotel, cuando  el camarero me trae un periódico donde aparece en primera plana y en enormes letras: BATISTA EN COLUMBIA. Le digo al camarero que me da igual que Batista esté en la Florida o en Guantánamo.

-Don Bwana, Columbia es el Palacio Presidencial y Batista ha dado un golpe de estado anoche y ha tumbado al  gobierno de Prío Socarrás.

Pienso, de repente, que mis padres estarán preocupados y resuelvo telefonearles para tranquilizarles, de paso le pido a mi padre que me envía algo de pasta pues me estoy quedando sin existencias.

-¿Qué te ha pasado Carlos? ¿No ibas a México?, pregunta mi padre.

Le cuento que casi me he pulido los mil dólares y que del viaje a México me había olvidado.

-Menos mal, pensé que te habían robado. Te enviaré lo que pueda por mi amigo Vázquez, de Aeropostal.

Le doy las gracias y empiezo a sacar las cuentas de lo gastado, ya que no me había percatado del problema. Afortunadamente he pagado quince días del hotel, tengo el pasaje de vuelta abonado y le di 200 $ a Pedro Volta, a cuenta. Lo demás deben haber sido los honorarios de Marina y, además, los banquetes en el Centro Vasco. Todavía me quedan como 350 dólares y le aviso a Volta que entramos en austeridad. Me invita a comer a su casa, donde su mujer tiene preparado un arroz a la cubana que no es otra cosa que el típico arroz con caraotas de Venezuela.

Al día siguiente  me apunto a una visita al Morro Castle, uniéndome a un grupo de turistas yankees.


Hay un fulano explicando las horribles torturas que se hacían en el castillo por parte de los españoles y tengo que advertirle que no exagere o lo pongo en ridículo ante los otros. A continuación, voy a una camisería que me ha recomendado Volta pues quiero comprar una guayabera para llevarme un recuerdo de Cuba. Me atiende un vendedor, que antes vendía frigoríficos en Alaska, y me coloca unos zapatos, calcetines, chaqueta, pantalón y no recuerdo qué otras cosas, de manera que salgo de la tienda vestido de pachuco, al más puro estilacho cubano.


Por la noche me encuentro con el inefable Pedro Volta y me dice que hay una chavala preciosa que es amiga suya y que es muy selectiva con los clientes. Me asegura que ha cumplido los 18 años. Quedamos en vernos en el bar del hotel a las 9. Cuando aparece Volta con la chica, que se llama Isabel, quedo inmediatamente prendado de aquel cuerpo escultural, pelo rubio y aspecto de no haber hecho nada malo en su vida. Como parece que yo no le he caído mal tampoco, quedamos en hacer una excursión a Varadero al día siguiente. Varadero es una playa de casi 25 km de extensión, llena de mansardas de actores de cine norteamericanos. Los Cooper, Taylor, Sinatra y compañía sabían vivir bien.


A las 10 de la mañana pasa a recogerme Volta y hacemos lo mismo con Isabel.
Hora y media hora después estamos en la playa de Varadero, en el Hotel Oasis. Alquilamos dos habitaciones, una para Volta y otra para mi y la chica.

Hotel Oasis
Después de bañarnos y asegurarme de que está bien cerrada la puerta que comunica con la habitación de Volta, nos metemos en la cama.

Nos levantamos a las 11 y vamos a desayunar. Hay gente jugando al dominó y nos apuntamos a una partida. Mi sorpresa es mayúscula cuando me reparten nueve fichas, hasta que me percato de que en Cuba se juega con doble siete y doble ocho. No logro ganar ni una y resolvemos irnos a la playa.

No, no es Isabel, pero se le parece

He olvidado el resto de la jornada pero se que regresamos a La Habana de noche y con cierta fatiga. Al final quedé un poco escamado con la chica pues empezó a antojarse de cualquier cosa que yo pudiera comprarle: una gorrita de playa, unas sandalias, una crema... Encima empezaba a cansarme de sus ósculos amigdalíticos.

Al día siguiente hago arqueo de caja y me pego un buen susto, así que voy a la oficina de Aeropostal y allí me han dejado un sobre con los 200 $ que  envió mi padre.

Esa tarde voy a ver el desfile de Carnaval y decido alimentarme en unos carritos que se estacionan en las aceras y que venden unos bocadillos de brioche con jamón y pepinillos, que están muy ricos. También hay unos puestos de mariscos en los que venden gambas, ostras y cangrejos, pelados y servidos en un vaso. Meto en el buche un par de raciones para recuperar un poco de energía.

Así paso unos cuantos días, sin la ayuda de Volta, hasta que pesco a una señorita que estaba en una mesa del bar del hotel, al lado de la mía y después de algunas gestiones, alquilamos una habitación en el hotel cercano (el que me había recomendado la agencia). No tengo nada especial que reseñar en esta ocasión y creo que he cometido un error si comparo a esta chica con las conocidas anteriormente.

Llega el día de mi vuelta a Caracas y el amigo Volta me ha preparado un agasajo de despedida (parece que ha cobrado buenas comisiones).  Nos vamos por unos pueblos alrededor de La Habana y nos ponemos ciegos de cerveza y tapas cubanas. Por todos los sitios hay gente bailando rumba y terminamos en un bar no lejos del aeropuerto.

En mi reloj veo que son las 7 de la tarde y me entra un escalofrío.

-¡Pedro, que son las 7 y el avión sale a las 7 y media!

Salimos zumbando en el Buick y llegamos al aeropuerto, donde me están llamando por todos los altavoces:

Ultima llamada para el pasajero Bwana!

Logro pillar el avión por casualidad y me reciben las caras de pocos amigos  de los otros pasajeros. He tenido la suerte de que el piloto era el conocido de mi padre y ha demorado media hora la salida.

En el aeropuerto de Maiquetía me está esperando mi padre con el que gano muchos puntos cuando le hago una versión reducida de mis experiencias.

La siguiente semana me dedico a recapacitar. No me ha convencido demasiado la vida de crápula que quería experimentar y decido que será mejor transitar por ambientes más adecuados a la moral y buenas costumbres. Es cierto que he adquirido cierta técnica amorosa que puede servirme para el futuro, pero me siento  vacío en mi interior y, además, estoy algo inquieto por mi fracaso con México  Afortunadamente no le había hablado de mi viaje a Marta y la relación se irá enfriando hasta su total extinción. Muchas veces he pensado en lo que me hubiera deparado el destino si llego a realizar el proyectado viaje.

De cualquier manera, muy pronto me encontraré envuelto en las redes de un amor profundo y duradero y, además, plenamente satisfactorio. Pero ya trataré el asunto en la siguiente ocasión.

9 comentarios:

  1. Es muy meritorio el trabajo del dependiente de esa tienda que lo viste de Pachuco cuando sólo iba a comprarse una guayabera típica cubana. Y curioso que su llegada coincidiera con el golpe de Estado de los sargentos de Batista.

    Tengo oído muchísimas veces que en Varadero residian los gringos juerguistas, desde actores a gangsters y que allí se dejaban mucha pasta en casinos y otras juergas.

    Uséase, Don Bwana, se pasó unos días de juerga completa a lo millonario en La Habana. La niña Isabel está muy bien (su parecida).

    Hasta se tomó las cocochas al pill-pill.

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    1. D. Javier:
      Jamás he vuelto a encontrarme con un vendedor de esa categoría. Si llego a tener más dinero en el bolsillo, el tío me vende un automóvil.
      La Habana era el paraíso para los yankees. Incluídos los más importantes capos de la mafia.
      En el Centro Vasco de La Habana hacían honor a la mejor cocina de su tierra. Éso de dejar la olla al lado para repetir, si se puede, sólo lo había visto en un restaurante de un caserío cerca de Orio. En este caso, se trataba de unas pochas que quitaban el sentido.

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  2. Al menos vivió lo que había que vivir en su momento, hay demasiados casos en que maduritos intentan vivir lo que según ellos se perdieron cuando eran jóvenes y la cagan, en todos los aspectos.

    Bwana, un crápula en La habana, que gran título para su libro de memorias (tenga en cuanta que aunque sea un capítulo aislado hay que vender libros, y un título impactante es "conditio sine qua non").

    Por cierto, a Isabel (si la foto hace justicia) la cantaba yo una canción con la guitarra...

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    1. D. isra:
      Me parece muy bien el título para el día en que se me ocurra escribir en serio. Gracias.
      Sospecho, por el conocimiento que tengo de usía, que no perdería Vd. el tiempo con una guitarra. Un clarinete me parecería más adecuado.

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  3. Bwana, lo importante es que este viaje ha ampliado sus conocimientos.

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    1. D. MAMUMA:
      Efectivamente, resultó un viaje muy instructivo y relajante. Sospecho que hoy día no hubiera encontrado tanta diversión y simpatía.

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  4. Arroz con caraotas ¿Gallo colorao? = con frijoles
    Brioche= pan de leche, panecillos con huevo en la masa
    Pachuco= Traje ancho: http://www.google.es/imgres?imgurl=http://www.columbia.edu/cu/spanish/courses/spanish3350/07latinoseeuu/images/zootsuit.jpg&imgrefurl=http://www.columbia.edu/cu/spanish/courses/spanish3350/07latinoseeuu/zootsuit.html&h=342&w=23

    Menudas niñas se trajino usted Don Bwana, al final ni Mexico ni leches. Donde iba a estar usted mejor. Y ademas con un golpe de estado que ni molesto ni le despertó ni nada, no como el que pego Castro que lo puso todos patas arriba, jajaj.
    Saluditos.

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    1. El enlace de Pachuco no funciona a ver si funciona este:

      https://picasaweb.google.com/111835561475077948910/2DeMarzoDe2012?authuser=0&feat=directlink

      No me extraña, un vendedor de neveras en Alaska tiene mas peligro que uno de la ugt.

      Saluditos.

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    2. El pachuco ése de su enlace es más bien de estilo mexicano. Tenía una foto recién salido de la tienda del supervendedor, pero no la puedo encontrar; una pena, porque hubiera Vd. visto al auténtico pachuco cubano.
      Saludos

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