miércoles, 9 de mayo de 2012

¡VIVA LA INDEPENDENCIA!

Durante el año 1977 habían mudado las oficinas administrativas de SESA a un edificio de la calle Ortega y Gasset, donde estábamos mucho más cómodos y alejados de los conflictos laborales de la fábrica. Nuestro trabajo se complicaba cada vez más por el exceso de información que nos pedían desde Bruselas, donde estaba la ITT Europa, las exigencias de auditores de todo tipo (internos, de ITT Europa, externos).

Propuse al Interventor, Manuel Ramos, la formación de un departamento de simplificación de procedimientos que permitiese modernizar nuestra area. Aunque tenía ya esa responsabilidad dentro de mi puesto, no podía dedicarle la atención debida por la carga de trabajo rutinario, reuniones con auditores, etc.
Se aprobó la idea y escogí a los 6 empleados más eficientes que tenía para formar el nuevo departamento, al que también incorporaron la función de entrenamiento de  personal.

No voy a contar detalles de los trabajos que llevamos a cabo, baste con señalar que una de las cosas que logramos fue la cancelación de los contratos de alquiler de 25 locales diseminados por toda España que la compañía no estaba utilizando.

Cuando se presentó la oportunidad de un retiro voluntario para empleados mayores de 50 años, estimulado con una buena gratificación, decidí acogerme al mismo y presentar la dimisión, alegando que mi departamento hacía honor a su función de simplificación de procedimientos y nos retirábamos del escenario, una vez cumplida nuestra misión. Uno de mis ayudantes se hizo cargo de un  diario nacional; otro encontró un cargo importante en el Ministerio de Industria y un tercero pudo dedicarse, a tiempo completo, a su trabajo en el PP. Los restantes fueron transferidos a otros departamentos de SESA.

Antes de mi marcha de Standard, todavía tuve la suerte de aprovechar un curso de entrenamiento en Suiza, al que me acompañó el director de auditoría, Silvio Lazzerini. El curso, dirigido por personal del departamento de entrenamiento de ITT Europa, se celebraba en el complejo de Burgenstock, en una montaña a orillas del lago de Lucerna, un lugar precioso con unas vistas maravillosas y en medio del típico paisaje suizo, plagado de vacas. Se iba en avión de Madrid a Zurich y desde allí por tren hasta Lucerna, donde se tomaba una especie de ferry hasta la base de la montaña, a la que se subía por un tren de cremallera. Aquí van unas cuantas fotos del lugar:

El precioso tren de cremallera de Burgenstock


Las típicas vacas del lugar, campando a sus anchas a pesar de los desniveles



Más vacas, disfrutando del precioso panorama


El hotel donde se celebraba el curso es el primero a la izquierda


Burgenstock estaba constituído por tres residencias, una de éllas el Gran Hotel, donde nos acomodaron. El curso trataba sobre relaciones humanas y pronto nos vimos sumergidos en un mar de dudas. Los instructores nos dijeron que el curso lo llevaríamos enteramente nosotros y que éllos no iban a intervenir. Algunos de los participantes que provenían de varios países europeos se sintieron muy molestos cuando, al tratar de hacer alguna pregunta a cualquier supuesto instructor, obtenían la callada por respuesta. A los dos días me dice Silvio:
-Bwana, he descifrado el significado de este curioso curso. Cada uno de nosotros debe hacer lo que le plazca, así que yo voy a dedicarme a conocer los alrededores del lugar en tu compañía, que es la mejor que encuentro dentro de las disponibilidades.

Acepté de buen grado la sugerencia de mi amigo y nos pusimos en marcha hacia Lucerna, una bonita ciudad limpísima, donde no circulaban coches por el centro, ya que el ayuntamiento suministraba unos autobuses eléctricos gratuitamente a quien tuviera que desplazarse por la zona. Estuvimos comiendo muy bien y haciendo la digestión paseando por la población hasta tomar, por los pelos, el último ferry hacia Burgenstock.

La bonita ciudad de Lucerna, en el lago del mismo nombre


Otra vista de Lucerna, con el famoso puente de la capilla al fondo

Terminado el curso, estuvimos un par de días en Zurich, hospedados en el hotel Sheraton (de ITT, of course) y recorriendo la ciudad donde por cierto, se nos iban los ojos en los escaparates de las incomparables joyerías tan abundantes en esta urbe.

Cuando nos preguntaron en Madrid qué tal era el curso, ambos coincidimos en calificarlo de excelente y muy recomendable contra el estrés.

9 comentarios:

  1. Buenas vacaciones-laborales-turísticas se organizaban ustedes. Quizá el objetivo era que se trataran gentes de la empresa de diversos países.

    Lucerna tiene muy buena pinta. Las fotos me recuerdan a lugares de la costa vasca. Ese funicular es muy parecido al de Igueldo en San Sebastián ( el primero de España y que data de 1904).

    Zurich además de buenas joyerías ofrece una infinidad de entidades bancarias que muchos españoles conocen muy bien por usarlas.

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    1. Esas vacaciones-laborables eran excelentes para mantener el espíritu emprendedor del personal y su consideración a la empresa.
      El unico inconveniente de esos paisajes tan preciosos es que el verdor es el resultado de mucha lluvia.
      Con el truco del secreto bancario, los suizos han conseguido tener muchos amigos por todo el mundo, incluyendo los apañoles.

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  2. Déjese de discreciones y satisfaga mi curiosidad, dé los nombre de esos 3 ayudantes suyos que cita (sobre todo el del diario y el del pepero...).

    Debido a mi juventud(?) pensaba que las bajas incentivadas era cosa más "moderna", me parece bien, al menos al estrés "transitorio"* no acumulaba el laboral...

    *al releer el texto dime cuenta que tal vez, sólo tal vez, no haya quedado muy claro este majestuoso juego de palabras (estrés transitorio), me refería, lógicamente, a la transición apañola

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    1. Apoyo la propuesta de Don Isra : queremos saber los nombres de esos colaboradores subordinados suyos que terminaron dirigiendo un periodico y el otro en el Ministerio de Industria.

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    2. El colaborador que se pasó al periodismo era nada menos que don Alfonso de Salas. Los nombres de los otros dos me ha sido imposible recordarlos. Espero haber satisfecho vuestra curiosidad.
      El juego de palabras está clarísimo, la transitoriedad laboral no produce estrés. Al menos así lo he entendido.

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  3. Bwana voy a adelantarme a su historia con su permiso, yo no le veo a usted jubilado y jugando al mus a los 50 tacos.
    Las fotos de las vacas me han recordado a los paisajes gallegos, y para que mo me llamen independentista tambien los asturianos y vascos.

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    1. El mus y otros juegos de cartas nunca me han gustado con excepción, claro está, del poker. Especialmente el que se juega por internet sin dinero.
      Como le digo a don Javier, esos paisajes tan verdosos tienen la pega de que precisan abundantes lluvias.

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  4. Tiene razón Mamuma en que el paisaje suizo recuerda al gallego, asturiano, cántabro y vasco, pero con una diferencia: en Suiza cuidan su entorno y no verá un somier de colchón haciendo la función de puerta de una vaquería, ni bañeras recicladas esparcidas por el campo en plan abrevaderos, ni chatarra amontonada junto a una granja... antes se mueren. Aquí en esos asuntos somos muy cutres y es una pena.

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    1. La noto muy puesta en el tema pecuario. ¿No tendrá Vd. una finca, por un casual?

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