lunes, 14 de mayo de 2012

FINAL DE ETAPA

La Ley de Hidrocarburos permitía a las exploradoras de petróleo y a sus contratistas el despacho inmediato de materiales en las aduanas, tanto los consumibles en España como los que se re-exportaban, lo que evitaba los retrasos en la recepción del material que podían resultar muy costosos para los operadores. Decidí crear una empresa para intervenir en esas operaciones y nació SERPETROL.




Para obtener la autorización de la dirección general de Aduanas era preciso que la empresa tuviera como objetivo primordial la tramitación de mercancías en aduanas y rellenar montones de documentos, pero conseguí, finalmente, el permiso. Empecé con un cliente, Foraid, una empresa francesa sita en Pau, haciendo las importaciones Serpetrol y facturando directamente a las operadoras españolas los materiales y servicios que prestaba mi cliente. El sistema funcionó a la perfección puesto que la operadora  evitaba la gestión de importación y podía pagar en pesetas a Serpetrol. Otras petroleras se apuntaron a los servicios de SP posteriormente. Lo curioso es que, en las estadísticas oficiales, SP aparecía como una importante empresa debido a las importaciones que realizaba por encargo de terceros.
Creo que fue una de las mejores ideas que tuve durante mi experiencia en el mercado.

En junio de 1985 recibí el pago de 150.000 dólares que debían los marroquíes por los servicios que OTI facturaba a través de ETESA. Eso me permitió abonar a los americanos el saldo de la cuenta que tenía con éllos. Durante varios meses había tenido que financiarles las operaciones con mi dinero, incluyendo los salarios de su personal en España, lo que me tenía bastante mosca. Afortunadamente, el pago llegó en el mejor momento, cuando el dólar estaba a 177 pesetas y como mi cuenta con OTI era en moneda local, logré un jugoso beneficio en cambio, además de cancelar definitivamente las cuentas con el cliente.
El cobro a los moros no fue tarea sencilla y tuve que hacer un desagradable viaje a Rabat, donde estaban las oficinas del cliente de OTI y entrevistarme con varios funcionarios con aspecto poco tranquilizante. No obtuve resultado alguno, por lo que encargué a mi antiguo compañero de Amoniaco y Standard, González Palomino, que repitiera la gestión, cosa para lo que pensé era la persona adecuada por su conocimiento del francés y el árabe.

En las Navidades de 1985, Alberto, futuro consorte de mi hija Elvira, le regaló una gatita siamesa a Maite. El animalito decidió que yo era su amo y nos adoptamos mutuamente, iniciando una relación de cariño que jamás he sentido por otro animal . La "Lucy", como la bautizó Maite, me seguía por todas partes y no perdía oportunidad de subir a mi cama cuando la situación era propicia. Habíamos tenido muchos gatos en Monteclaro, hasta una docena, pero a ninguno le di las confianzas que permitía a la "Lucy". Le abrí una gatera en la puerta de servicio para que pudiera entrar y salir a su libre albedrío.

La Lucy
Cuando Lucy creció y empezó a salir de juerga por las noches, resolví pedir prestado un bonito macho siamés que exhibían en una pajarería de Pozuelo. El propietario me lo dejó con la condición de que le obsequiara con alguno de los descendientes de tan expectacular pareja.

El novio de Lucy
Saqué el coche del garaje y situe allí a la pareja, con provisiones suficientes para un par de días. Cuando fui a comprobar el avance de las cosas, me encontré a la Lucy subida en lo más alto de una estantería que había en el garaje. Conseguí bajarla de allí, no sin cierta dificultad y la coloqué en el lecho nupcial, largándome del lugar para no perturbar su intimidad. Repetí la jugada varias veces, encontrándome siempre a Lucy apartada lo más posible de su presunto novio. A la semana resolví devolver el gato a la pajarería y quejarme de su poca habilidad para la conquista. Por lo que parece, la pugnetera gata prefería solazarse con los gatos callejeros de Monteclaro, por lo que tuve que empezar a administrarle la píldora gatuna.
Me resultó muy penoso, pocos años después, tener que regalar la gata, cuando dejamos Monteclaro, a unos amigos de mi hija Elvira que tenían una finca en Miraflores

En octubre de 1986 empezaba a decrecer la actividad exploratoria de petróleo en España, con el correspondiente efecto negativo en los ingresos de ETESA y Serpetrol. Decidí alquilar la oficina de Pintor Rosales al amigo López Viguri, antiguo compañero de Standard Eléctrica, que también se había independizado. En enero de 1987 trasladé mi oficina a Monteclaro, desde donde atendía a mis ya mermados clientes. Por fortuna, apareció una empresa canadiense, la Crone Geophysical, que contrató mis servicos para sus actividades mineras en España. Todavía conservaba a uno de mis mejores clientes, Nedrill, compañía holandesa importantísima que continuaba trabajando para Shell España. Con estos dos clientes, más un par de intervenciones en Vitoria con la empresa de López Viguri,  pude capear el temporal y mantener unos ingresos decentes hasta 1989.

Para celebrar mis 60 primaveras, Maite y yo decidimos hacer un viaje a Venezuela para saludar a las familias. Tanto los hermanos de Maite como mis familiares nos abrumaron con sus atenciones. Mi hermana Elvira nos preparó un banquete  en su casa de Las Mercedes, en compañía de su marido, Álvaro, Maria Luisa, mi otra hermana y su marido Santiago, mis primas Amparo y Lolita con sus respectivos cónyuges y mi primo Quique con su esposa. Pasamos un rato muy agradable, reunidos por primera vez, tras tantos años. La fotografía que sigue refleja ese momento tan inolvidable:

Un grupo internacional: 9 españoles, 1 italiano, 1 alemán y 2  venezolanos

No se quedaron atrás Mariángeles y Luis, hermana y cuñado de Maite, preparándonos una reunión en su magnífico chalet de Caurimare  donde cenamos en compañía de sus hijas y amigos. Además se empeñaron en que nos alojáramos en su casa, lo que hicimos a los tres días de nuestra llegada a Caracas, durante los cuales nos habíamos apuntado a un Holliday Inn, cerca del hotel Tamanaco en Las Mercedes. Por cierto que el hotel tenía un servicio de "desayuno madrugador" a partir de las 4 de la madrugada que nos vino muy bien cuando sufríamos el clásico "jet lag" que producen los viajes intercontinentales.

Tampoco se quedaron cortos José Luis, hermano de Maite y Milagros su mujer, invitándonos a una excelente cena regada con champán francés. 

Pocos días después establecí contacto con Ramón Goitía, antiguo compañero de Shell. En 1976 se había producido el vencimiento de los 40 años concedidos a las petroleras para prospecciones en Venezuela y todas sus instalaciones habían pasado a PDVSA (Petróleos de Venezuala). Ramón organizó un almuerzo con Hector Darío Cárdenas, José de Luca y Victor Julio García, antiguos compañeros de Shell.  Pasamos un rato estupendo recordando los buenos tiempos. Es curioso que ninguno de los amigos que estuvieron comiendo conmigo en mi anterior viaje en 1975, estuviera presente. Goitía no pudo localizarlos, pues ya no trabajaban en Shell y se habían desperdigado por las diferentes compañías que se formaron  tras la nacionalización del petróleo en Venezuela. De Luca ni siquiera estaba en el ramo, pues se había convertido en empresario de la plaza de toros del Nuevo Circo.

Haciendo honor a mi afición por el club Puerto Azul, nos despedimos de Venezuela pasando unos días en ese maravilloso lugar.

10 comentarios:

  1. Bonito y grato viaje. Por la fotografía creo, no sé, que distinguiría, además de a Ud. y su señora, al alemán y al italiano. El del puro en la boca y de pié tiene aspecto de vasco.

    ¿Cual será la próxima empresa que va a montar? Quizá Galerías Preciados, o El Corte Inglés o Zara?

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    1. Pues no, fijese que es gallego de Lugo! Los venezolanos son el de bigotes (que no es Don Bwana) y la morena que esta al lado del del puro. Las Bwana sisters estan las dos al lado del aleman piel roja

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  2. El del puro es mi cuñado Álvaro, un gallego de pura cepa. Empezando por la izquierda, sentados, estamos servidor, mi prima Amparo , su marido Paolo (italiano), Santiago, su mujer mi herman María Luisa, Henry (alemán) y mi hermana Elvira (esposa de Álvaro). De pie, Maite, mi prima Loli (esposa de Henry), la viuda de mi primo Tito, Álvaro, y mi primo Quique con su mujer, también de Bilbao. Con sus dotes de observador (descubrir el puro tiene mérito), habrá apreciado, sin duda, que luzco una camisa de seda italiana envidia de tods los presentes.
    El montaje de empresas se ha terminado; Empieza a interesarme más la diversión que el trabajo. Los años no perdonan.

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    1. Pues menos en el vasco había acertado en los demás como el ITALIANO, el ALEMAN y el señor de la camisa de seda italiana. Me ha despistado el gallego que parece vasco.

      No, hombre, no deje el trabajo. Con su temperamento y energías, más su extraordinario sentido humor, aún está a tiempo de montar un negocio de doma y alquiler de caballos cosacos.

      Gracias por su amabilidad.

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  3. Disculpe Don Javier, pero no habia visto el comentario de Mr. Bwana ... que bochorno!!

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    1. Despreocúpese don Carlos; es una fotografía tan maravillosa que despierta grandes emociones.

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  4. Me asalta una enorme curiosidad ... Es esta visita a Venezuela la primera vez que toma vacaciones? Como manejo durante su epoca de emprendedor el tema de las vacances ...?

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    1. Prácticamente fueron mis primeras vacaciones en serio durante 8 años. Lo demás fueron escapadas de 5 ó 7 días a diversas zonas de España. El trabajo no me permitía estar ausente de la oficina por más tiempo. Tampoco tenía en quien delegar, salvo asuntos de rutina.
      A pesar de todo, nunca he estado más satisfecho.

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  5. No me creo Buana que abandone usted la creacion de alguna nueva empresa.

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    1. Una empresa de venta de PCs no hubiera estado mal, pero los años pesan.

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