martes, 31 de enero de 2012

ADOLESCENTES

A los 16 años, en aquella época, empezaba uno a notar que las chicas no sólo tenían las caras guapas, algunas, sino que presentaban otras partes de su anatomía muy interesantes. Uno de mis mejores amigos es Virgilio NG., un mulato del Estado Bolívar, menudo, pelo rizado (que aquí llaman "chicharrón") y de facciones poco agraciadas, para ser sincero. Virgilio está enamorado de una compañera de la Escuela, hija de alemanes,   Eva D. y no se atreve a hablar con ella. La chica es una típica muchachota rubia y abulta el doble que Virgilio.
Eva va siempre acompañada por Virginia V., a la que también yo le tengo echado el ojo, un poco por compañerismo con Virgilio. Cuando salen de clase las vamos siguiendo, disimuladamente, hasta que llegan a sus casas, en la cercana plaza Parque Carabobo. Ya sabemos bien dónde viven, pero hasta allí llega nuestra osadía.


Jamás logramos ni siquiera hablar un minuto con ellas y nuestra relación, puede decirse con propiedad, es totalmente contemplativa.
Cerca de Los Caobos, la zona donde vivimos, está la urbanización El Conde, un barrio de clase media con chalets adosados y allí nos reunimos la llamada "cuerdita de El Conde" a discutir tonterías y, de paso, rondar a las hermanas R., vecinas de uno de los compañeros a quien apodamos "el loco H.", con mucha razón porque está completamente pirado. Gracias a su ayuda, conseguimos tener algún intercambio con las chicas a través del jardín trasero. Todo va de perlas, hasta que un taxista, que se había agregado a "la cuerdita", nos dice:
"Mucho cuidado con esas niñas. Su padre es el brujo R."
Como el mencionado brujo era muy famoso en Caracas, resolvemos cambiar de aires y mudamos nuestro lugar de reuniones.

No creo haber mencionado que las direcciones en la Caracas antigua se rigen por los nombres de las esquinas. No se vive "en la calle NN", sino "de tal a tal esquina". Por ejemplo, Torre a Veroes, Veroes a Santa Capilla, Chimboazo a Teñidero ,etc. Algunas resultan bastante graciosas, como: "de Hospital a Hoyo", "de Pele el ojo a Quita Calzón". Otras muy populares son las esquinas de San Jacinto, Traposos, Doctor Paúl y El Chorro.
La primera tomó su nombre de los monjes de esta orden que establecieron allí su monasterio. La segunda, la esquina de Traposos, debe su nombre al hecho de que cerca se encontraba una casa que era considerada como santuario para aquellos perseguidos por la policía, generalmente personas pobres y harapientas. La tercera lleva el nombre de un médico que vivió hace años en ese mismo lugar. Supongo que la del Chorro será por algún manantial que había por ahí. En realidad, cada esquina tiene su historia y razón de ser, no se trata de ninguna guasa.

Me gusta mucho tomar el tranvía que sale de la esquina de la Torre, en la plaza Bolívar y pasa por el parque Carabobo, para terminar en Sabana Grande, al este de la ciudad, donde se producirá, en los próximos años, un desarrollo urbanístico espectacular.


Los tranvías que, como puede observarse, van completamente "al aire", aprovechando el benigno clima de la ciudad, no son un vehículo adecuado para el viajero con prisas. Los conductores conocen a sus clientes y, si el supuesto pasajero no está a la vista, hace sonar el timbre repetidamente. A veces sale una señora, en bata, diciendo: "¡Un momentico, que ya sale!" y aparece un señor bebiéndose una taza de café apresuradamente.

Frente a nuestra casa hay un espacio entre los caobos que, con algo de imaginación, lo convertimos en un campo de futbol. Pero ese deporte aún está en paños menores aquí y yo soy el que tiene que poner la pelota que, a fuerza de golpes contra los árboles, se parece cada día más a una bola de rugby. Los amigos prefieren jugar al béisbol y no tienen inconveniente en prestarme un guante cuando juego en el campo. Resulta complicado y hasta peligroso, cuando alguien batea y la bola golpea en alguno de los árboles, saliendo disparada en cualquier dirección.

Uno de los que se ha apuntado al futbol es Iñaki L., hermano de una chica que viene a ayudar a mi madre en las labores de limpieza. Iñaki hace poco que ha llegado de España y se empeña en que vayamos al Centro Vasco donde, según dice, hay ligue.
Con la entrada de tantos desterrados de España, proliferan los locales donde se reunen, por separado y según las regiones de donde proceden. Hay dos casas de España, una donde van los que escaparon por motivos políticos (generalmente) y la otra que financia el gobierno de Franco. El colmo es el de los gallegos, que se dividen en Casa de Galicia, Centro Gallego y una tercera cuyo nombre no recuerdo.

La visita al Centro Vasco no tuvo ningún resultado interesante, al menos para mí.

Los festivos y cuando me nota vagueando, mi padre me encarga que vaya a cobrar facturas a algunos clientes del laboratorio. Me facilita la suma de dos bolívares, para el autobús y me da las direcciones y nombres de los interfectos. Algunos suelen estar a poca distancia de casa, por lo que hago el trayecto a pie y me pulo el dinero en uno de los deliciosos "popsicles" de la heladería EFE que se venden por la calle.















Desde pequeño he tenido debilidad por los helados y me habré tragado varias toneladas durante mi ya dilatada existencia.

A veces regreso a casa sin haber podido cobrar, por lo que tengo que oir a mi progenitor llamarme inútil, mientras abre esos ojos saltones que parecen amenazarte con las más horrorosas torturas, pero que, como descubrí más tarde, no representan ningún peligro.

10 comentarios:

  1. Bwana, me he enganchado a tu historia,lo que demuestra que en muchas ocasiones la realidad supera a la ficción.

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  2. Como una novela de Dickens. Es de lo más entretenido. Curioso lo de denominar a las zonas o calles por el nombre de ESQUINAS. Para un visitante extranjero tenía que ser un lío darse cuenta.

    Lo de las chicas es tema de todos los de aquella época y posteriores. Nada que ver con ahora en que son ellas las que ligan con los chicos.

    Por lo bien que me lo he pasado le invito a un helado a la alicantina, de esas copas gigantescas que desbordan helado de colores por todos lados.

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  3. He notado que ha pasado muy por encima de las "tonteridas" con el sexo opuesto... aunque la descripción de la ciudad ha sido bastante gráfica y casi me veía paseando por esos lugares.

    Coincido con Tella en que si uno pregunta cómo ir a algún sitio, siendo foráneo, ESTÁS PERDIDO.

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  4. Lo bueno que tiene esto es que si algún día viajamos a Venezuela (cosa que por el momento a mí ni se me ocurre) ya sabemos a qué atenernos en cuanto a palabras impronunciables y cómo averiguar una dirección.
    Aquí otra enganchada a sus relatos. Un abrazo.

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  5. D. MAMUMA:
    Me alegro mucho. La cosa no ha hecho más que empezar.

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  6. D. Javier:
    Lo de las esquinas es, porque continúa en el centro de la ciudad, complicadísimo. No hay más solución que sabérselas de memoria.
    Pues muchas gracias por la invitación; esas copas son irresistibles.

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  7. D. isra:
    Lo del sexo opuesto lo describiré, con especial tacto, más adelante. Verá Vd. cuándo empiecen a afectarme los calores tropicales.

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  8. Dª maharani:
    Esperemos que, en un no demasiado lejano futuro, las cosas en Venezuela vuelvan a la normalidad y puede Vd. darse un garbeo por ese espectacular país.
    Saludos

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  9. Don Bwana nos tiene usted enganchadisimos a su baúl, es mucho mejor que el de la Piqué, donde va a parar.
    Saluditos.

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  10. D. Zorrete Robert:
    Me honra Vd. al comparar mi baúl con el de la Piquer. No aspiraba a tanto.
    Saludos

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