miércoles, 22 de febrero de 2012

MÁS MUDANZAS

En el liceo nocturno se está aplicando  una nueva ley, invento del ministro de turno, que consiste en el estudio por semestres. En lugar de ir sacando las  materias por año, se empieza por cuatro: matemáticas, geografía, historia y lengua, hasta que se terminan. Esto da lugar a que, hasta el quinto semestre, no se empiece con botánica y otras materias. Años después, un nuevo ministro de educación vuelve al sistema anterior por años.

Al finalizar el tercer semestre nos trasladan a otro edificio, el del Liceo Fermín Toro.



El edificio no está mal, pero la zona era una de las peores de Caracas: El Silencio.


(Durante los años 50 se construyeron las Torres de El Silencio, que abrían una monumental avenida, la Libertador, eje básico de la remodelación de Caracas  que  mejoraría mucho la zona)


Barrio de El Silencio

Por la naturaleza de nuestro instituto, no contamos con edificio propio y tenemos que estar de re-alquilados.
Hay algunas protestas de los estudiantes, pero sin resultado. Algunos compañeros y yo empezamos a notar las dificultades de compaginar el trabajo con los estudios y la pachanga y empezamos a pensar seriamente en abandonar. Sólo falta una excusa razonable y ésta se produce cuando un profesor, que también da clases en la escuela militar, se presenta en uniforme en nuestra aula. Ni mis compañeros ni yo podemos aceptar a un señor vestido de tal guisa dándonos lecciones de geografía, así que protestamos ante él y, luego, en la dirección, consiguiendo que se vista de paisano.
En los siguientes exámenes nos espera la sutil venganza del fulano, manifestada con suspensos distribuídos adecuadamente. No hubo manera de sacudirse el castigo y los afectados abandonamos el Liceo definitivamente.

A mis 22 febreros empiezo a notar algunos ataques furtivos por parte de compañeros de trabajo con hijas casaderas. Todos los sábados hay bailoteo en alguna de sus casas, con abundancia de tequeños, ensalada de gallina y mucha cerveza. Las chicas están al loro y uno termina por huir de las invitaciones por temor a ser pescado en sus redes casamenteras. Yolanda, una atractiva hija del jefe de la sección de seguros, es especialista en la jugada. Cuando bailo con élla, tiene la costumbre de clavarme las uñas en la nuca mientras me besa la oreja. Una auténtica tortura provocar de esa manera ante tanta gente, incluyendo sus padres. No dudo en huir de la encerrona con mis mejores excusas.

Prefiero reunirme con Irma, una compañera del Liceo que también ha dejado los estudios. Siempre me invita a fiestas en las que actúa su hermano, cantante de una orquesta de baile muy popular. Es una chica morena de pelo y piel, cuerpo escultural y muy simpática. Es tan alta como yo, por lo que le he pedido que no se ponga tacones (Comprendo al Sarko y sus problemas con la Bruni). Un día andamos paseando y, por la esquina de La Torre, nos cruzamos con mi madre y mi hermana Elvira que, afortunadamente, van por la otra acera y puedo disimular que no las he visto.

Cuando llego a casa me pregunta mi madre; "¿quién es esa negra de pelo verde?". Le digo que es una compañera de trabajo y que no se trata de ninguna novia. Conozco bien la opinión de mis padres sobre las mezcolanzas raciales, por lo que procuro quitarle hierro al tema. Mi hermana no desaprovecha la oportunidad para recomendarme que vaya al oftalmólogo.

Curiosamente, no me había dado cuenta del color tan extraño del pelo de Irma. Debo estar integrado totalmente en este país.

10 comentarios:

  1. Vaya, vaya, Don Bwana, va Ud. camino de Play Boy hispano-internacional, al estilo del entonces rey de la cosa un dominicano llamado PORFIRIO RUBIROSA.

    Useáse que también allí en Caracas gustaban de ir a dar clase con uniforme algunos. Aquí teniamos entonces una obligatoria clase de "Educación de Espíritu Nacional" que impartía siempre un tipo con aquellos uniformes de camisa azul y chaqueta o guerrera blanca.

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  2. jajajajajajaja, que grande su hermana, ¡que vaya al oftalmólogo!.

    Pues no se crea que ahora eso del uniforme... a lo mejor tranquilizaba un poquito a los extremadamente hormonados adolescentes de instituto (que debe haberse vuelto muy complicado eso de aprobar teniendo en cuenta la edad de los "estudiantes" detenidos en Valencia... les hacía ya en la facultad o en la cárcel).

    Todavía me estoy riendo con lo de su hermana...

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  3. D. Javier:
    ¡Vaya pájaro que me ha recordado Vd.! D. Porfirio Rubirosa, muy conocido en Venezuela por algo que terminaba en "...goza". En lo único que me parecía a él era en su afición por la velocidad.
    Aquellos uniformes blancos que se veían en las Cortes, me llamaron mucho la atención cuando volví a España.

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  4. D. isra:
    O que las clases del instituto son muy difíciles, o que son una panda de vagos que no pasan los exámenes. O quizás se trata de gente todavía escocida por los resultados de las generales.
    Es que mis hermanas siempre tuvieron mucha sal.

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  5. Don Javier si no recuerdo mal se llamaba "FEN", es decir Formación del Espíritu Nacional. Yo siempre sacaba un 10 en esta maría. Así que ¿Pelo verde?, jijiji en eso se iba usted a fijar.
    Saluditos.

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  6. D. Zorrete Robert:
    Efectivamente, hay gente que se fija demasiado en minucias.
    Saludos

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  7. Debe haber algo en Venezuela con las mudanzas, ¿eh? No contentos con mudarse de casa, también de colegio.
    Tiene razón Isra, los de ese curso debían ser más o menos talluditos como los que se manifiestan ahora. Con la diferencia de que entonces no había ninis.

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  8. Dª maharani:
    Oficina, vivienda, escuela, todos por el cambio. Si hubiera estado Gil Stauffer, se habría puesto las botas.
    En aquella dichosa era, teníamos preocupaciones más perentorias.

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  9. Pues yo veo muy normal que no te hubieses fijado en el pelo.

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  10. D. MAMUMA:
    Por supuesto, uno se fija en cosas importantes, no en chorradas.

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